martes, abril 10, 2007

El rincón de la poesia by Manuel Alpériz


Fotografía realizada por el autor del artículo

Es muy difícil y lo considero
absurdo, querer hacer una apología de la obra de D. Antonio Machado. ¿Quién que se acerque a este Rincón de la Poesía no conoce la obra de este gran hombre y su vida entera?. Por ello desisto de hacer una pequeña reseña de su vida que comenzó el día 26 de Julio de 1875 en Sevilla y muere en Collioure el 22 de febrero del 39 a los sesenta y cuatro años de edad.

Por ello me voy a limitar a transcribir las primeras palabras de la Introducción que desde la Colección Austral hace de sus obras completas
:
“Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre” Así hablaba Juan de Mairena, formulando en palabras lo que su creador Antonio Machado practicaba en el dulce y doloroso ejercicio de vivir.Pocas veces al tener un libro entre las manos se cumplirán mejor los deseos de Walt Whitman: en nuestros dedos no descansan unas hojas, sino que tiembla un hombre.Estos poemas a los que intento acercarme son los poemas de un hombre. Para hacerlo no necesitó gritos ni charangas, le bastó el caminar, como lo vio Rubén , en silencio y con la mirada profunda , convirtiendo en luz la propia bondad intima. Y es que aquel hombre que caminaba en sueños, iba siempre buscando a Dios entre la niebla.
Yo por mi parte solo quiero añadir, que cada vez que leo los poemas de Antonio
Machado, veo que ha sido la persona que mas ha buscado a Dios, y de todo corazón espero que al final lo encontrara. Y como prueba de ello quiero dejar escrito unos versos que siempre me llamaron la atención , profundos y tristes como el alma misma del poeta que los hizo:
Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar



Y ahora voy a deleitaros con unos poemas de su obra CAMPOS DE SORIA.

¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, oscuros encinares,
ariscos pedregales, calvas sierras,
caminos blancos y álamos del río,
tardes de Soria, mística y guerrera,
hoy siento por vosotros, en el fondo
del corazón, tristeza,
tristeza que es amor! ¡Campos de Soria
donde parece que las rocas sueñan,
conmigo vais! ¡ Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas!...

He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas
de Soria-barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra-

Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua, cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas.
¡Álamos del amor que ayer tuvisteis
de ruiseñores vuestras ramas llenas;
álamos que seréis mañana liras
del viento perfumado en primavera;
álamos del amor cerca del agua
que corre y pasa y sueña,
álamos de las márgenes del Duero,
conmigo vais, mi corazón os lleva!

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